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Hielo en Chamonix

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No paran de dolerme los gemelos. Recien baje del auto y no podia caminar. Creo que mañana sera aun peor.

 

Ayer me encontre con Niels (Van Veen) a primera hora. Paso a buscarme en por la casa de una amiga de en Ginebra donde me estaba quedando. Cargamos las cosas en su auto y tomamos la autopista rumbo a Chamonix. En el camino me preguntó como andaba con el hielo y que queria escalar, yo le conte un poco de nuestras salidas a las cascadas en Mendoza.

Pasamos Chamonix, la Aiguille de Midi (por donde anduvieron Belen Eloy y el Bruno hace unos años) y fuimos a Argentiere que es un centro de esqui anexo a Chamonix. Argentiere debe estar a uno 2300 m de altura y obviamente hace mucho frio. Ahi tomamos el funicular el cual nos dejo en una de las pistas y continuamos a pie. Lo cual no siempre es la mejor opción ya que del funicular luego hay que desandar gran parte de la altura ganada y si no se es muy astuto rapelar. Se puede subir caminado desde el centro de esquí evitando los rapeles.

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 Nos perdimos. Niels nunca había ido a ese lugar en particular asi que no conocia bien el terreno. Para llegar al pie de las casacada habia que bajar al fondo de una quebrada de unos 300 mts de progfunidad. Finalmente nos la rebuscamos un poco y logramos descender haciendo solo 3 rapeles desde arboles y avalacops.

 Una vez en el fondo emepzamos a caminar por lo que parecia un acarreo de un glaciar cubierto de nieve en el cual bastaron solo 5 minutos para que note el estado fisico de Niels (o talvez vergonzosamente, el mio).

 Niels habia elegido una casacada de unos 6 largos de gardo 6 que terminaba en una candela vertical de unos 30 m. Afortunadamente (para mi) habíamos perdido mucho tiempo debido a que pifiamos el camino y los rapeles asi que fuimos a una mas facil de grado 4 o 5. Luego comencé a sospechar que la eleccion no solo se habia basado en el tiempo sino en lo evidente de mi mal estado.

 Comimos unos quesos y algun embutido frances en el pie de via, a la sombra, como estan todas las cascadas de hielo, y nos preparamos para escala a las 12 am. La cascada que elegimos era una cascada de unos 4 largos que empezaba con un largo de 65 m (tuvimos que ensamblar los primeros 5 m) de unos 75 grados en promedio con resaltecitos de 85 o 90.

 Niels empezó a escalar con mucha seguridad aunque se tomaba su tiempo. Me contó que las cascadas verticales formados por candelas tienen la ventaja que suelen formarse escalones donde descansar cada algunos metros mientras que las que son mas lisas por lo general son menos empinadas pero no presentan descansos.

 Mientras le daba seguro me cague de frió cuestión que empeoro en los primeros 10 m de escalada donde me empape los guantes con agua que corría por la casacada al punto que no sentía las manos y me costaba moverlas. Creo que fue aun fue pero el dolor cuando las pude hace entrar en calor.

 La escalada no era difícil en si. Cada paso aislado era relativamente fácil pero como el había predicho no había descansos. A los 40 m no pude mas y me colgué de un tornillo. Cuando llegué al relevo lo único que quería era un lugar para apoyar el pie entero. Mis gemelos no podían mas. Nos había (o me había) llevado un poco mas de lo que pensábamos.

 SI bien el plan era que el segundo largo lo equipe yo dado mi cansancio se lo deje a Niels. El segundo largo era mas fácil y levemente mas corto. El único problema es que era imposible hacer correr la cuerda por el reverso ya que se había congelado volviéndose un cable de acero. También estaba congelados mis guantes lo que no ayudaba demasiado.

 Niels empezó a escalar. Un helicóptero volaba por debajo nuestro de manera razanate por el valle. Era el helicóptero de rescate que trabaja en la zona que sospecho que en el tiempo libre lleva turistas. En una de las pasadas, mientras daba seguro, pude ver un flash que se disparaba en la cabina. Algún turista nos saco una foto desde el helicóptero.

El segundo largo terminaba en una repisa de hielo de leve pendiente donde empezaban dos largos mas. Ya era tarde y acá en esta época oscurece temprano. Repelamos de dos avalacops por la cuerda congelada la cual, pese a mi pronostico, aun dada su rigidez pudimos recuperar con un poco de esfuerzo.

En el pie de vía morfamos una power bar que casi me cuesta una visita al dentista de lo duro que estaba y comenzamos la bajada. Por suerte a la vuelta encontramos un camino que empalmaba con una pista de bumps la cual casi me cuesta el coxis en reiterados patinones para luego empalmar en una pista de esqui la cual bajamos de noche y en gran parte culo-patín.

Cuando llegamos a abajo yo estaba exausto. Separamos el equipo y fuimos a comer una hamburguesa con queso de cabra y cebolla con mucha agua. Era imposible no recordar las salidas invernales en Argentina donde lo mas reconfortante al final del día es un tecito frío dentro de la bolsa de dormir húmeda.

Desde Verbania, Tomás

 

 


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