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Expedición Argentina al Himalaya 2010

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El viaje comenzó con Marcelo Julián Hernández, partimos de Buenos Aires el 24 de Agosto, realizamos escalas en Londres, Frantfurt, Madrid, Munich, Londres y Dehli, los motivos fueron retirar equipo de los sponsors y bajar costos. En principio la idea de hacer turismo parecía simpática, pero complicaciones en las conexiones y varias noches durmiendo en aeropuertos, solo ayudaron a cansarnos en exceso. 

 

Una ves en Nueva Delhi por un tema de presupuesto decidimos ir por tierra hasta Nepal y aquí comenzó la aventura, esa que a los montañistas nos hace sentir vivos, en varias oportunidades intentaron estafarnos y en al menos 3 oportunidades robarnos. Solo la suerte y reacciones agresivas en contextos desfavorables nos evitaron perder parte de los 80 kilos de equipo que trasladábamos.

La transición de India a Nepal las vivimos con gran alegría, pasar de un paisaje desolado, pobre o un verde enérgico y prospero. 

Varios días por las callecitas de Katmandú, nos renovaron las energías, templos de todo tipo, banderas de oración por doquier y una ciudad medieval muy bien conservada fueron los centros de atención de nuestras cámaras fotográficas.

El 4 de septiembre llego el gran día, partimos a la Republica Popular de China, el Monzón (época de lluvias) nos mostraría gran parte de sus fuerzas, destruyendo caminos, rutas y llevándose varios coches con sus aguas. Todos estos obstáculos no fueron suficientes para detenernos y fuimos por nuestro objetivo, la sexta Montana más alta del mundo el “Cho Oyu”, conocida también como La Diosa Turquesa.

Con equipo mínimo partimos con Marcelo y Martín Ruiz Moreno. 

La idea de la expedición era festejar el Bicentenario de la Patria y los primeros 60 años del Centro Andino Buenos Aires (C.A.B.A.). Para ello el planteo de la misma era ir lo mas Alpino posible, sin servicios de base, sin oxigeno, sin sherpas y evitar todo contacto posible con las cuerdas fijas.

Tras varios días pasando por algunos pueblos y campamentos para aclimatar llegamos al ABC (campamento base avanzado) a unos increíbles 5700 m.s.n.m. 

Nos sorprendió la respuesta que presentábamos a la altura, que rápidamente comenzamos a montar los campamentos de altura, para el día 19 ya teníamos montados el C1 a 6400 m.s.n.m. y el C2 a 7135 m.s.n.m., descendimos a descansar para intentar la cumbre dentro de la siguiente semana, pero el clima, que maneja los tiempos a su gusto, tenia otro destino para nosotros.

El monzón que debería haber finalizado, se alargo como 15 días mas, todos los días nevaba copiosamente, hacia imposible intentar la cumbre, ya que las laderas quedaban sobre cargadas y con riesgo de avalanchas. Pasaban los días y el clima no cambiaba.

Mientras tanto el CTMA (Asociación China Tibetana de Montana) les había cobrado a casi todos (tres argentinos se negaron a pagar) u$s 100 para fijar las cuerdas fijas en toda la Montaña, cuando los Tibetanos intentaron cumplir el montado de las cuerdas fijas, comenzaron  a pasar los accidentes, en total 3, en el primero de ellos 12 tibetanos fueron barridos por una avalancha y terminaron todos los integrantes con fracturas múltiples. Otros dos grupos días posteriores volvieron a correr la misma suerte, pero el último de ellos fue barrido muy cerca del primer Plateau, lo que permitiría que cuando la nieve se asentara usar el cono de avalancha como la llave a la cumbre.

Los días pasaban y las condiciones no cambiaban, placas por todos lados, esperando que alguien las cortara para ser arrastrado y en el mejor de los casos solo terminar con algunas fracturas. Los días se acababan, la mayoría tenia pasajes entre el 4 y 8 de Octubre (¿solo tenían 1 mes, para un 8000?) y el 95% de los montañistas cuando se enteraron que no había cuerdas fijas  decidieron volverse a casa, como si para subir una escalera solo se pudiera hacer con un pasamano, ni siquiera lo intentarían. 

La mitad de las personas no pasó el C1 y solo unos pocos avanzaron más allá del C2.

En ese mismo momento con mis compañeros exclamamos lo mismo “¿esto no es un 8000?” es lógico que no sea sencillo, pero en este mundo nosotros éramos los “raros”, era normal parecer los desubicados, ¿a que nivel? Nos sacaban fotos porque Marcelo (un occidental) estaba lavando papas..!

Desde el primer día, que decidimos intentar un 8000, el objetivo fue encararlo como cualquier gran montaña de los Andes. Que por lo tanto no teníamos servicios de campamento base, tampoco ducha ni baño, no llevamos tubo de oxigeno, no usamos Sherpas y evitamos al máximo las cuerdas fijas.

Tras evaluar las condiciones de la montaña y distintas posibilidades, Martín debe tomar la decisión de partir a casa para volver a trabajar, Marcelo me seguirá ayudando incansablemente, su objetivo es alcanzar el C1, que la decisión esta tomada, esperare el momento oportuno, iré sin ningún compañero conocido y si tengo suerte lograre la compañía de alguien.

“Con paciencia y perseverancia se conquistan las montañas” M.K. Gandhi, pasa a ser nuestra frase de cabecera.

Mientras enormes grupos de yaks retiran toneladas de equipo de las expediciones comerciales, un alemán se la juega, prueba la placa de la última avalancha y corona la cumbre. Esta es la señal que estábamos esperando, conseguimos un pronóstico y la ventana donde disminuye el viento es el 6 y 7 de octubre.

El día 6 a las 4 am aproximadamente partimos con temperaturas inferiores a los - 30 ºC, en este intento se acoplo sobre la marcha un DANES, tras 2 horas de ascenso me encontraba a 7400 metros, el ritmo de ascenso era bueno pero poseía grandes dolores en los dedos de ambos pies, con severos síntomas de principio de congelamiento, ya con algunos antecedentes y sabiendo que todavía faltaban mas de cuatro horas para que me diera el sol directo, eran seguras las congelaciones, que desisto para no arriesgar los 10 dedos de los pies.

En esa jornada un Ecuatoriano abriría huella hasta los 8100 m.s.n.m. abandonando también el intento por problemas en los dedos de sus manos, el Danés termina el ascenso y desciende con congelaciones en los dedos de sus pies.

De regreso en la carpa me lleva casi tres horas recuperar los pies, desde el momento que entre a la carpa el calentador no paro de fundir nieve, durante este día hidrate, hidrate y seguí hidratando, el resto del tiempo comí y dormí. Las pocas horas de marcha no me habían consumido, estaba enterisimo y decidido que no quería tantas horas de frío extremo, que mis dedos no lo soportan y que el dolor me baja mucho el ritmo de marcha, que  aprovechando que la ventana de buen clima continuaría el día 7 (vientos menores a 40 km/h) partiría  dos horas mas tarde.

A primera hora aprovechando la huella del día anterior parto con una noche cerrada, solo era cortada por el haz de luz de la linterna frontal, un par de medias extras y dos primeras capas en las piernas y tronco me mejoran la temperatura, las primeras luces me encuentran superando las bandas amarillas (franja rocosa que protege la parte superior de la montaña) en este lugar y por miedo a una caída utilizo las cuerdas fijas, una gran canaleta me lleva directo al cono de la ultima avalancha, y el punto clave fue montarme a la placa rota, una ves superada respire tranquilo y me mentalice que solo debo arrastrarme, se acabaron los peligros, solo queda el frío, el viento y mis energías.

Una peregrinación interminable me conduce poco a poco a los 8201 m.s.n.m. donde la sensación térmica es incalculable, cada electrónico expuesto a la intemperie muere en pocos segundos, la nariz duele mil veces mas que cuando se me fracturo hace ya unos años, me preocupa, los dedos de los pies desde que llegue al plateau cumbrero me hacen sufrir en cada paso, pero ya no queda nada, solo aguantar y recuperar calor y circulación en el descenso. Tras varios intentos (las pilas no aguantan el frio) confirmo la cumbre con el GPS. Con gran esfuerzo con los mitones de pluma saco del bolsillo derecho la celeste y Blanca, la cual flameara por breves segundos intentando escaparse de mi mano, para luego clavar con las pocas fuerzas que me quedaban una caña en el hielo y atando con mas maña que fuerza en su extremo superior el banderín del Centro Andino Buenos Aires, para festejar los primeros 60 años difundiendo el montañismo. 

“Mi corazón ha quedado donde mi cuerpo no podrá volver jamás” John Forbes.

 

INTEGRANTES

  • Marcelo Julián Hernández
  • Martín Ruiz Moreno
  • Adrian Jorge Sánchez
  • Juliana Eguia (Desde Bs.As.)

AGRADECIMIENTOS

Las siguientes empresas colaboraron para que este sueno sea posible: DOITE, GATORADE y FRONT LIMIT.  


Adrián Jorge Sánchez

 

 


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